Para quien sea fumador o no fumador la Ley antitabaco tendrá connotaciones diferentes. El fumador se buscará las vueltas para dejarlo o resistirse y los fumadores no pasivos, dejaran de serlo, y por fin no olerán el hedor en la ropa al llegar a casa de un bar, un restaurante o una discoteca del municipio carloteño.
Para quien no las tendrá será para los estanqueros y los hosteleros quien deberán persignarse y adaptarse a esa clientela marcada en la calle como la niebla baja de la noche; mientras que las empresas de pérgolas y toldos, de venta de calentadores en forma de seta y los vendedores del tabaco de contrabando serán los grandes beneficiados.