En los últimos meses, La Carlota ha amanecido con un creciente número de pintadas, que algunos definirán gamberrismo, vandalismo, suciedad, porquería y otras cosas peores, y unos pocos le dirán arte.
Como en la actualidad el término arte es bastante ambiguo y se abarca a distintos campos. Tal vez por su escasez o por los motivos que sean. Muchos de estos graffities, y en otros casos pintadas, expresan rebeldía, inconformismo o simplemente emociones decoran las paredes de nuestra localidad y ya puestos nuestras vidas de emoción y pasión. Impacto visual.
No obstante, en esos ejemplos comentados anteriormente, se rebasa el límite de lo correcto. La línea que separa el arte del vandalismo. De la tolerancia artística por el desenfreno incontrolado. Sabiendo y conociendo el objeto de tales pintadas, ya sea por el propio autor o por distintos estamentos que deberían poner solución o iniciar algún tipo de iniciativa al respecto, ante todo, hay que diferenciar donde se puede pintar y dónde no, conseguir un permiso o una licencia para ello, el beneplácito de la ciudadanía o el responsable para tal objeto.
Un claro ejemplo es la ¿pintada o pintura?, que cada uno opine lo que le parezca, en el Molino Rey.