Este problema fue comentado por este blog en el mes de Octubre.
La primera medida de ellas es convertir calles cercanas a la Iglesia, como Juan Ramón Jiménez y Severo Ochoa, que antes eran de doble sentido a único sentido, porque imposibilitaban el correcto tránsito de los vehículos, debido a la estrechez de las mismas y a que los propios vecinos de ese barrio aparcan agravando la situación.
La segunda se centra en la Plaza de la Iglesia y en unos pivotes luminosos que han implantado en la acera que rodea la plaza, para impedir que cualquier vehículo aparque en un punto de interés histórico y cultural.
Estas soluciones son justas y apropiadas para conseguir que La Carlota empiece a pensar en unas mayores posibilidades urbanísticas y turísticas, que se cerraran con el fin de las obras e inauguración de la Posada Real. Puede que algún día, y dejó en el aire esta pregunta, ¿para cuándo el casco histórico de La Carlota será peatonal?.