Por María.
Las condiciones que pedían antes eran abusivas, desorbitadas e inalcanzables. Te pedían una entrada de 30.000 euros y en raras ocasiones el banco te concedía de hipoteca más del 80% del valor de tasación. Y ese valor no correspondía con el valor real de tu vivienda, porque el precio del promotor con frecuencia superaba el doble del valor de la tasación. Ahora todo son comodidades y facilidades. Te dan el 100% de financiación. te presentaban el 80%. Casi todos los días te encuentras en el parabrisas de tu coche octavillas promocionado viviendas, que prácticamente "te regalan" de nueva construcción, por poco más de 100.000 euros sin entrada, con el primer año gratis de pagar hipotecas y por poco más de 400 euros al mes.
Para optar a una vivienda de protección oficial, o también conocidas como casas fantasma, podía haber mil personas para 30 viviendas. Te tirabas dos o tres años apuntado en una lista para el sorteo y cuando había pasado el sorteo y comprobabas las listas, tú no estabas en ellas; pero te enterabas de que fulanito o sutanito la había comprado a posteriori porque alguien había renunciado a ella y se la habían ofrecido. Ahora son numerosas las viviendas de protección oficial que fueron adjudicadas y a las que sus propietarios no han podido hacer frente por no conseguir el crédito bancario. Ahora hay más casas que candidatos a la protección oficial.
Para optar a una vivienda de protección oficial, o también conocidas como casas fantasma, podía haber mil personas para 30 viviendas. Te tirabas dos o tres años apuntado en una lista para el sorteo y cuando había pasado el sorteo y comprobabas las listas, tú no estabas en ellas; pero te enterabas de que fulanito o sutanito la había comprado a posteriori porque alguien había renunciado a ella y se la habían ofrecido. Ahora son numerosas las viviendas de protección oficial que fueron adjudicadas y a las que sus propietarios no han podido hacer frente por no conseguir el crédito bancario. Ahora hay más casas que candidatos a la protección oficial.
Cierto. Rompieron nuestros sueños, pero se quejan de sus deudas y que no venden, de que han roto los suyos; pero sobra la pregunta de quién tiene la culpa.