Aún a día de hoy las obras continúan en el Colegio Carlos III y el Instituto Nuevas Poblaciones, en el caso del primero, a pesar de las críticas que recibieron la Junta de Andalucía, la Consejería de Educación y el Ayuntamiento de La Carlota por parte del profesorado, y los padres y madres del alumnado se ha contemplado la mayor evidencia de una obra mastodóntica.

El punto desequilibrante es el patio del colegio. Contabilizando las zonas de esparcimiento limpiadas y terminadas, no son suficientes y merman el lugar de juego. La educación de los niños/as es básicamente primordial, y a partes iguales, el juego y la actividad lúdica son fundamentales para el desarrollo madurativo del niño/a, tanto a nivel personal como socio afectivo. Impidiéndoles que sean libres, que sean niños/as, oprimiéndoles esa necesidad en un enjambre claustrofóbico como el Macrocentro restan su personalidad y sociabilidad. No tan sólo su futuro sino el de las generaciones venideras.
Por otro lado, la relación docente-discente quedará empobrecida al tener que turnarse o eliminar el patio de juego a la hora de realizar actividades didácticas, potenciando de este modo una mayor dependencia del libro de texto, entorpeciendo la labor del maestro/a y perjudicando así su libertad de cátedra.


El Colegio Rural Ana Charpentier por su parte tiene repartida sus clases en distintos centros por el municipio de La Carlota, donde las aulas tienen pocos alumnos y por lo tanto tienen una educación más personalizada, sin embargo, también poseen carencias que son el contrapunto al Colegio Carlos III, faltan ordenadores, en la actualidad tienen problemas con la conexión a Internet, sufren algunos robos y deterioros. Asimismo, el colegio de El Rinconcillo terminó la ampliación de dos aulas a tiempo para el día de inicio del curso escolar.