Los colaboradores de la Feria Gastronómica, que bien podría haberse llamado Feria de la Tapa Carloteña, ahondo en la cocina tradicional y en las nuevas especialidades con sus platos como en las exhibiciones y talleres culinarios.
En líneas generales, fue inusual porque La Carlota no pertenece a la ruta de la tapa como puede ser Granada y Jaén, que por cierto cobran las tapas a 1'5 con consumición. La originalidad estuvo más en la misma celebración que en su cocina. La gastronomía en La Carlota se caracteriza por ser sota, caballo y rey. Simplista, de escasa variedad e innovación. Fijándose en la carta de los restaurantes uno se da cuenta de ello. Destaca en las materias primas, y especialmente en sus embutidos, a pesar de no tener productos con denominación de origen.
El Ayuntamiento de La Carlota debería haber empleado el Pabellón de Congresos del Recinto Ferial para evitar cualquier imprevisto climatológico, diseñarlo con mayores pretensiones y acondicionarlo idóneamente para el disfrute de los paladares. El siguiente año se verá.
A título personal, y de las tapas que pude probar, me quedó con el 'Revuelto de Bacalao' (Bar la Piscina), los 'Medallones de solomillo a la crema con fondo de patatas' (Santa Ana), los postres del Palacio de La Carlota y las degustaciones de Gallardo Oliva, que deberían pensar seriamente en buscarle un nombre y denominación de origen a su fino aceite.