De antemano, disculparme por no haber publicado ninguna entrada la semana pasada. Apenas he tenido tiempo para pasarme por el blog, así que haceros una idea para escribir varias entradas pendientes. Iré respondiendo a vuestros comentarios al mismo tiempo que reestablezco la normalidad y me pongo como objetivo acabar con los posts atrasados en lo que queda este mes.
El 2 de Febrero de este año, cuando la Candelaria y el descenso al arroyo Guadalmazán, el Ayuntamiento de La Carlota y el Patronato de Cultura recuperaban la tradición de comer rosquillas a la víspera de San Blas. Una acción muy loable.
Opuestamente, parece que han dado marcha atrás con el concurso de carrozas de la Romería. Es como si hubieran puesto tierra de por medio o si hubieran destruido aquello que habían construido. Si se habían propuesto prevalecer las costumbres y tradiciones vividas por nuestros mayores, han dejado constancia de todo lo contrario. No es nada seguro de momento, y no es buen síntoma que duden acerca de si celebrarlo o no, porque el incentivo para mantener vigente se perderá en una festividad que se está convirtiendo en una segunda feria con su caseta municipal en el Monte de Las Pinedas.
Las probabilidades se acortan, la crisis es recurrente, y puestos a hacer conjeturas, tal vez haya habido cambios en el Gobierno municipal, que tan de moda se han puesto en las últimas semanas en el Gobierno central. Habrá que quedarse con la iniciativa vecinal y el movimiento carloteño, agarrándose a expresiones que cuando se quiere se puede, como pasó con la tradición del Judas Colgado en Semana Santa.