Llego al recinto ferial de Monte-Alto y aparco el coche en el solar. Apenas había dos filas de coches. No se atisban personas al fondo ni buenos resultados. Es normal, los comienzos suelen ser complicados. Son las 9 de la noche. Sería decepcionante que para un evento relevante en el municipio, promovido además por la aldea de Monte Alto, no tuviera repercusión.
Me pongo en camino y cuando me quiero dar cuenta ya estaba en el Milindri Rock. Había un grupo tocando, los técnicos de sonido preparando los equipos, gente en la barra y la realidad golpeaba con fuerza. Éramos pocos.
Aún era pronto, y faltaban los símbolos más representativos del rock y del metal de La Carlota. Mientras los que estábamos, nos refrescábamos y escuchábamos el ensayo del primer grupo, iban llegando más personas. La organización del festival llamó a los participantes al concurso para recordarles las bases y ellos conjurarse para conseguir el premio, la grabación de un disco. Todo estaba preparado para ser una noche inolvidable. Más y más gente ocupaba el espacio a los pies del escenario, dispuesta a dejarse llevar. A lo máximo del rock andaluz. Vivir una experiencia única en nuestro municipio, formar parte de la historia y sentir el rugido de las guitarras, porque lo que deseábamos es que el año que viene se repita de nuevo. Hacer nuestro el Festival Milindri Rock y verlo crecer. Ser un punto de referencia en las grandes citas.