La ronda es una de las vías con mayor tránsito en el municipio junto a la carretera de la Paz y la Avenida de Carlos III. En el cruce de Ronda Sur y la cuesta del Grajo confluyen la dejadez, el déficit de los elementos urbanos, la peligrosidad o temeridad, y la bendita providencia. Aparte de vehículos y viandantes.
Ese punto se vuelve especialmente conflictivo a no estar pintadas las líneas de separación de carriles y circunvalación, el asfaltado está desgastado, y raro es el día que los semáforos funcionan (varias personas lo han mencionando en más de una ocasión, y para más inri, son los únicos que hay en La Carlota). Recientemente, han desaparecido los badenes y el único control es una señal de 40 kilómetros, en el que los conductores ponen en juego sus vidas a riesgo de lo que les prometa el destino ese día. Tampoco es un paso seguro para los peatones que vivan por allí o practiquen algún deporte como hacer footing y salir a correr, porque no hay pasos de cebra ni acerado en un lado (hasta hace poco no había en ninguno de los lados) que será suelo rústico.