La página web del Ayuntamiento de La Carlota notificaba en febrero la campaña informativa sobre la nueva regulación de actividades de ocio en los espacios abiertos. En otras palabras, la prohibición del consumo de bebidas en la vía pública. La ley es la ley y hay que cumplirla. Sea el tabaco, la velocidad, beber o el libre albedrío.
En la semana del Día de Andalucía, en el polígono ya había carteles anunciando la Ley 7/2006, como puede verse en la imagen, publicada en el BOJA número 215 de 7/11/2006. En marzo entra en vigor, no solamente para carloteñas y carloteños, sino para toda aquella persona que venga a La Carlota que se enterarán cuando dispongan los bártulos en la parcela imaginaria.
El botellón era una práctica destinada para jóvenes por el ahorro económico y una forma de reunión, convertido casi en un estilo de la vida nocturna, que en mayor o menor medida perjudicaba a los locales de la zona de marcha y a las viviendas cercanas al polígono industrial Gallardo por la contaminación acústica de los coches, sin contar los kilos de basura que generaba y que había que recoger al día siguiente.
Tal vez sea más sencilla la prohibición en sí misma, que encontrar una alternativa al ocio de fin de semana a gusto del consumidor o acondicionar un emplazamiento como botellódromo.